miércoles, 3 de febrero de 2016

Aprender a pensar y pensar para aprender

En las ultimas décadas, se han desarrollado multitud de teorías y programas de intervención que buscan mejorar la capacidad cognitiva de los estudiantes. Hoy sabemos que la destreza que nos permite ser capaces de adquirir y utili­zar la información se puede mejorar entrenando las estrategias de procesamiento de la misma. 

La capacidad para aprender está estrechamente relacionada con el aprendizaje de estrategias generales del pensamiento que nos permiten conocer y buscar la información que necesitamos, en un momento dado, para resolver una tarea o solucionar un problema. 


La apreciación gradual de que la inteligencia es modificable y transaccional, de que la con­­ciencia y la cultura son factores im­por­tantes en el desarrollo y el entendimiento humano, de que tanto los ambientes formales como los informales pueden ser instructivos y formativos, y de que la motivación humana y el empeño personal man­tienen una poderosa influencia sobre cualquier actividad del hombre, ha gene­ra­do la inquietud de ofrecer programas de intervención con la intención de enseñar a los estudiantes a ­aprender a pensar y pensar para aprender­.

Siguiendo a De Bono, para seleccionar un método para enseñar a pensar ha­bría que tener en cuenta los siguientes aspectos:

1º. Debe ser simple, práctico y deben poder utilizarlo gran cantidad de docentes.

2º. Debe ser lo suficientemente sólido como para que pase de instructor a instructor y de docente a alumno y siga intacto.

3º. Debe utilizar un diseño en el que cualquier parte sea utilizable y útil en sí misma, aún cuando se olviden o no se atiendan las demás.

 4º. Debe estar específicamente referido a situaciones de la vida real.

5º. Debe ir más allá del pensamiento reactivo y la selección de la información para llegar a las técnicas operativas necesarias en la vida real, lo que incluye el énfasis en el pensamiento perceptivo (cómo vemos el mundo que nos rodea).

6º. Debe poder ser utilizado con alumnos de diferentes edades y capacidades, por do­cen­tes con distintas aptitudes y diferentes culturas, religiones y experiencias.

7º. Deben hacer disfrutar a los alumnos con la enseñanza del pensamiento.


"El principal objetivo de la educación es crear personas capaces de hacer cosas nuevas, no simplemente repetir lo que otras generaciones han hecho. El segundo objetivo de la educación es formar mentes críticas, con capacidad de verificación, que no acepten sin más todo lo que se les da." 
Jean Piaget


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