Comprender y recordar
son aptitudes separadas. Se desarrollan de forma independiente y a diferentes
velocidades. Por lo tanto, es posible (y probable mientras estés adquiriendo
estas nuevas aptitudes) tener una buena comprensión y, una deficiente capacidad
para recordar. La situación ideal es desarrollar armónicamente ambas aptitudes,
memoria y comprensión.
Comprender es
sinónimo de entender. En la definición de memoria está implícita la asunción de
que se ha producido un aprendizaje. Difícilmente podrás recordar algo que no
hayas aprendido anteriormente o algo que no hayas comprendido previamente. La
memoria tiene una doble función: almacenar los conocimientos y poder
recordarlos.
En consecuencia, es fácil suponer que puede hablarse de
diferentes procesos de memoria. Podemos definirlos como las operaciones activas
puestas en marcha por los sujetos con objeto de manipular u operar sobre la
información. Los procesos y estructuras se complementan entre sí.
Según el modelo de
Crack y Lockhart (1972), la memoria es el producto de las actividades de
procesamiento que se aplican a la información. Estos autores sostienen que un
mejor rendimiento de la memoria se relaciona con un análisis profundo del
contenido y no con la simple repetición. De allí proviene la importancia de la
realización de esquemas o mapas para la retención en la memoria: Una mayor
profundidad de procesamiento que lleva consigo la estructuración en esquemas o
mapas está asociada con una mayor retención.
La realización de esquemas, así
como cualquier tarea ELABORATIVA (subrayado, resúmenes, esquemas, mapas
mentales, mapas conceptuales, auto-preguntas…) que se realice con el contenido
a memorizar implica una MAYOR PROFUNDIZACIÓN DEL PROCESAMIENTO.
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